06 febrero 2014

DÍA 5 DE FEBRERO ( EXCURSIÓN A LA FUENTE DEL DRUIDA)

Hoy hemos disfrutado de un día estupendo de nieve.
Hemos aprendido y recordado la leyenda que late en los hayedos de la ladera del Mencilla: La de la Fuente del Druida.











Hace mucho, mucho tiempo, en la  sierra de la Demanda, vivía una tribu, con su rey.
Este, tenía una hija, la Princesa Mencilla, que un buen día se puso muy enferma.
Probaron con todos los remedios posibles y no se recuperaba.
La noticia de esta enorme desgracia llegó a oídos del Druida, protector del bosque que rodeaba la aldea donde vivía la joven,
Se presentó ante el Rey y le contó que tenía la medicina adecuada para su hija: la infusión de una planta que solamente crecía en el hayedo cercano.
- Buscaré la planta, pero a cambio me tendrá que prometer una cosa, mi Señor- dijo el mago.
- Lo que queráis, Druida, la salud de Mencilla es lo que más me importa en este momento- dijo el rey.
- Nunca estropéis, ni destrocéis los bosques en los que se encuentra el remedio que curará a Mencilla. Así agradeceréis a los dioses de la Naturaleza el  favor que os voy a hacer.- dijo el Druida.
- ¡Qué así sea!- exclamó el padre de Mencilla.

Mencilla se recuperó tras beber esa maravillosa infusión y la vida en la aldea transcurrió tranquila; aunque esa felicidad duro poco: la guerra comenzó.

Los soldados de ambos bandos no respetaron a nadie y a nada: las personas desoladas, las casas destrozadas y el hayedo...INCENDIADO y CORTADO.

Enfadado y enfurecido el Druida, viendo que el rey no había cumplido su promesa, en plena batalla lanzó un hechizo:

- ¡Soberano, que no habéis cumplido,
mi advertencia habéis desoído.
A los dioses no habéis agradecido
la fuente de la curación!
¡Sea así que vuestros soldados 
se conviertan
en hayas y en tejos
para que, durante 
los siglos venideros,
mujeres, hombres y niños,
respeten y cuiden los hayedos de esta región!


Tras decir, solemne el mago, estas palabras, cada uno de ellos se fue paralizando, sus pies se transformaron en raíces, sus brazos, en ramas y así poco a poco en árboles.
El hechicero a su vez se convirtió en un cristalino manantial para guardar con cariño este nuevo bosque que la magia había creado.
 Pasaron los años, los lustros, los siglos y aún se escuchan los latidos del corazón de los soldados en las hayas de este lugar, protegidos por el murmullo del espíritu del Druida, escondido entre los arroyos.



FIRMADO: L@s chic@s del 2º ciclo.

No hay comentarios: